Porque
No deja de ser curioso que Infinite Warfare se llame así precisamente… Infinite Warfare. Es un nombre, cuanto menos, genérico, ¿verdad? Me produce sentimientos muy distintos, pero ninguno relacionado (ni de cerca) con la palabra entusiasmo. Y choca. Choca porque en estos momentos esos dos transatlánticos que son los dos grandes shooters actuales tratan de buscar su sitio, y el nuevo Call of Duty parece optar por lo conservador ya desde su propia nomenclatura.
Quizá sea un deje del pasado. Porque antes todo era mucho más sencillo, seguías la vía de lo que estaba de moda y te subías al carro. Hace una década era la Segunda Guerra Mundial lo que pegaba fuerte y todos se apuntaron, después llegaron los conflictos modernos y sucedió lo mismo: se siguió la estela. Este año Call of Duty continúa en los conflictos bélicos futuristas, mientras que su más directo competidor se ha inclinado por una mirada al pasado con la Primera Guerra Mundial.
¿Significa esto que el nuevo Call of Duty es continuista? ¿O, quizá, es por el contrario un episodio más valiente y revolucionario? A pesar de que la franquicia es conocida por despertar pasiones y odios por partes iguales, especialmente en temas de innovación, la cosa no es tan sencilla. Así que, por partes, porque eso es lo que vamos a tratar de desgranar en este análisis de Call of Duty: Infinity Warfare, pero ya el nombre nos da una pista seria de por dónde van los tiros.