Cada acción conlleva una reacción. Las armas que somos capaces de recoger (y nuestros propios puños) tienen sus propios tiempos de disparo, cadencia y munición. Una pistola dispara lentamente y tarda en volver a hacerlo. Una escopeta puede ventilar a dos enemigos de un plumazo, pero tarda en volver a disparar y sólo tiene unos cuantos tiros. Una ametralladora dispone de muchas balas, pero se disparan cuatro a la vez haciendo que transcurra más tiempo cada vez que aprietas el gatillo.